El Observador

San Lorenzo

¿TÚ TAMBIÉN, BRUTUS, HIJO MÍO? Diría Julio César.

Por Andrés Sharretta

Como adelantara nuestro diario El Observador, el senador Armando Traferri, entra, en una etapa de complicaciones judiciales y políticas. Desde el Senado, rechazaron el intento de evadir el brazo de la Justicia. Esta vez, la pretensión de menoscabar la labor de los fiscales, quienes sin detenerse por las presiones políticas y desacreditaciones personales continuaron con un trabajo de investigación, pocas veces visto en el sistema acusatorio santafesino, acostumbrado a mirar al costado, cuando de políticos se trata, fracasó.

Quienes siguen el tema judicial, destacan dicha labor, no solamente por tratarse de un senador, sino por las implicancias del sanlorencino con el juego y otras ilegalidades. Nuestro medio adelantó, sin temor, este tema, una semana antes que saliera a la luz, la decisión de archivar la acción de los fiscales.

De igual forma y para darle valor a la prensa provincial, que trabaja sin tanto estrépito, pero esperando darles a nuestros lectores la certeza que continuamos con el compromiso de informar de manera valiente, entraremos en la trama más reservada y no por ello desconocida de la política santafesina.

Esta no es otra que la responsabilidad del senado en otros hechos ilegales. Traferri sólo es quien abre la puerta de la curva, pero quienes entran por el botín son muchos (ábrete sésamo es la clave). Años instalados en bancas, con fortunas para distribuir como benefactores, han permitido iterar períodos legislativos sin sumar nada positivo a la provincia. Quien desconozca que los senadores son los responsables políticos directos de la policía en cada departamento, es por lo menos, ingenuo. Ello les transforma en dueños del presente y futuro de cada jefe designado y da como resultado que, durante años a pesar de su profesionalismo, los azules, han quedado a merced de estos latifundistas departamentales, razón por la cual Traferri logró, hasta el momento, que sus socios senadores, tan involucrados como él, lo apañaran con los fueros.

La historia nos dice que, desde el senado romano hasta hoy, en nombre de la República, muchas obras se pueden realizar, pero también que, llegado el momento, las traiciones dentro de la corporación, existen.