El Observador

San Lorenzo

Unos 9 mil estudiantes que deben materias tendrán que ir a cursar también los sábados

Clases virtuales, calificaciones conceptuales, sistema dual, presencialidad limitada. El año de la pandemia fue el año signado por un glosario nuevo en términos de educación, que afectó y afecta de manera desigual a los alumnos de todos los niveles y de todo el país.

En la Ciudad de Buenos Aires, el ciclo lectivo 2021 comenzó, escalonado, hace ya un mes. Y además de evaluar flexibilizar algunos protocolos (ver aparte), el ministerio encabezado por Soledad Acuña definió poner en marcha una medida que no registra precedentes: a partir de ahora y hasta el final del año escolar, unos 9 mil alumnos que terminaron el 2020 con entre ocho y once materias adeudadas deberán ir a clase también los sábados.

El programa, que abarca en una primera etapa 16 escuelas secundarias públicas de la Ciudad, fue bautizado CATE (Centros de Acompañamiento a las Trayectorias Escolares) y está armado, según informó el Ministerio de Educación porteño, “para aquellos estudiantes que vieron más afectados sus aprendizajes por la suspensión de clases presenciales durante el año pasado”.

Según datos provistos por esa cartera, se trata de 9.076 estudiantes con promoción en primer año; el 27%, a segundo y el 21% a tercero. Del 20% restante, el 16% son alumnos de 4º año y el 4% del último año del nivel secundario. “La propuesta consiste en un espacio de enseñanza y aprendizaje los días sábado, a cargo de docentes de nivel secundario con experiencia en el acompañamiento a estudiantes en riesgo de repitencia o abandono escolar”, adelantaron a PERFIL desde el ministerio. Casi el 60% de los alumnos son varones.

A lo largo de los encuentros, “los estudiantes podrán aprender los contenidos pendientes de 2020, para luego acreditarlos en las instancias previstas por la escuela. Queremos paliar las consecuencias negativas de la suspensión de clases presenciales en la continuidad de las trayectorias escolares”, agregaron.

Lo que buscan, además, es prevenir el abandono escolar -que para los tres niveles obligatorios se estimó en 1,5 millones de alumnos el año pasado, según cifras recogidas por  y evitar la repitencia.

Cómo se reparten. Los cinco distritos escolares que reúnen más estudiantes en estas condiciones tienen, en promedio, unos 1.200 chicos y chicas cada uno. Y casi la mitad de ellos se reparten en cinco barrios: Caballito (15%), Barracas (12%), Balvanera (8%), Nueva Pompeya y Retiro, con el 7% cada uno.

Las materias troncales de la currícula escolar tendrán, además, que ser cursadas en forma presencial. Los horarios irán de las 13 a las 16.40. Los equipos docentes que cada escuela disponga -serán cuatro, incluyendo un tutor que hará de puente con la escuela- darán matemática, lengua y literatura y educación física. Asignaturas como inglés, biología, geografía, historia se podrán cursar en forma virtual, con aulas interactivas y bibliotecas digitales.

Matemática,

lengua y educación

física se harán

con cursadas

presenciales

“Los alumnos serán convocados a través de los canales oficiales del ministerio y, fundamentalmente, a través de las escuelas”, aseguraron fuentes de Educación. “Para saber cuántos de los 9 mil empezaron el año, se cruza la base con la inscripción online y la asistencia de la escuela a través del área (escuela) o el programa Jornada Extendida”, explicaron.

¿Qué pasa con aquellos que no asistan? “Vamos a hacer un seguimiento a través de Jornada Extendida, porque la mayoría de los chicos pertenecen a 1° y 2° año. Y que las escuelas insten a sus alumnos a participar”, dijeron.

También serán los alumnos los que podrán registrar ese seguimiento: habrá una ficha ‘personal’, “donde los chicos pueden vivenciar lo que están desarrollando, avances, alcances y contenidos aún no alcanzados”; otra social, para tener informada a la familia, y una tercera, académica, a cargo del equipo docente. Las evaluaciones determinarán el modo en que se alcanzaron los contenidos adeudados para poder acreditarlos.

Estudian cómo flexibilizar los protocolos

Hace dos semanas, el gobierno porteño ya había atenuado dos puntos del protocolo escolar que se implementó al comienzo del ciclo lectivo, el 17 de febrero: por un lado, permitió el uso de pelotas, colchonetas y sogas en clases de educación física y recreos. Luego, había autorizado la posibilidad de que los chicos comieran en la escuela, aunque sin habilitar todavía los comedores.

Ahora, a partir del relevamiento de contagios (que arrojó 1.215 casos positivos en un mes), el ministerio de Acuña evalúa flexibilizar tres aspectos más. Se estudia la posibilidad de habilitar los comedores en escuelas, al menos para que se pueda utilizar la cocina y los estudiantes puedan almorzar comida caliente al aire libre o en espacios ventilados.

También evalúan permitir que los estudiantes puedan quitarse el tapaboca en espacios al aire libre y por períodos cortos de tiempo (no significa que los recreos se van a poder llevar a cabo sin barbijo, sino que establece por un muy corto periodo de tiempo y en espacios abiertos el permiso de quitárselo) y rediseñar el escalonamiento de los ingresos y egresos a las escuelas, para facilitar la tarea de aquellas familias con más de un hijo en edad escolar.